El Barrio de los Contrastes
jueves, 11 de diciembre de 2008
El barrio Matucana se ha caracterizado en los últimos años por su desarrollo en el ámbito cultural, especialmente en el sector de Quinta Normal y sus alrededores. Sin embargo, la delincuencia y la peligrosidad ha ido creciendo, según dicen sus habitantes. De todas formas, no sólo es un espacio para la cultura, sino también un amplio sector comercial e industrial.
Inserto en el límite entre Santiago y Estación Central, ahí está Matucana. En los últimos años ha tenido un renacimiento gracias a la gran gama de instituciones culturales que se le han ido incorporando: La Biblioteca de Santiago y Matucana 100, además de la Quinta Normal, en la cual se ubican el Museo de Historia Natural, el MAC, y la Corporación Cultural Balmaceda 1215. Además de universidades y liceos emblemáticos que nutre a este sector de jóvenes. Sin embargo, el barrio no solamente tiene a su haber espacios culturales, sino que también de comercio. Especialmente entre las calles Matucana y Chacabuco, donde se venden artículos industriales y ferreteros. En estas vías las residencias son casi inexistentes, más allá de algunos “cités”.
En Matucana con Alameda comienza el viaje por el barrio, donde se aprecian edificios de cuatro pisos y rojos, que abarcan la primera cuadra de la vereda sur en Matucana. Hacia el norte, hay un gran número de tiendas comerciales, fuentes de soda, funerarias y ferreterías cuyas fachadas se aprecian sucias y con falta de mantenimiento. Esto da forma a un contraste entre las veredas y la calle: Mientras las primeras tienen hoyos, papeles y falta de limpieza, la calle destaca por su cuidado y buen estado. Un lugar tranquilo, según afirma Jaqueline Chacón, alumna del Liceo 4 de niñas (Ex Liceo Nº 2). “Hace dos años que estoy estudiando acá. He andado sola y nunca me ha pasado nada, es bien tranquilo de día. Nunca he visto nada extraño, ni en los paraderos ni en la calle. Hay mucha gente que transita por acá, así que es más bien seguro”, dice. Sin embargo, cambia su opinión para referirse de la Quinta Normal. “No me gusta para allá, porque he sabido que asaltan”.
Una opinión que comparte doña Isabel, que trabaja en el Centro Ferretero de Santiago. El lugar, ubicado entre las calles Erasmo Escala y Matucana, ha albergado a esta mujer durante los últimos 12 años, en el cual vende todo tipo de artículos de construcción “Al barrio Matucana yo lo amo. Últimamente se ha revitalizado hacia el norte, con construcciones de carácter cultural. Donde estaba la escuela de agricultura de la Universidad de Chile ahora está el MAC. También se construyó la nueva Posta 3. Como digo, el barrio se ha revitalizado harto”, cuenta. Sobre la seguridad, ella afirma que la calle Matucana es muy tranquila. “De los 12 años que llevo aquí, solo una vez me robaron. Yo me voy a pie para mi casa y nunca me ha pasado nada. Ella opina distinto sobre la Quinta Normal. El que te contó que ese sector es peligroso es un mentiroso. Lo que pasa es que, a veces, en las noches los borrachitos se meten en el parque a dormir. Pero nunca, nunca, he sabido de un hecho delictual dentro de la Quinta”, relata, mientras atiende a un caballero que consulta por unos martillos.
El comercio en Av. Matucana comienza a desaparecer cerca de la calle Portales. Allí emerge un nuevo sector netamente cultural y de servicio a la comunidad, gracias a lo cual se muestra hoy como la carta de presentación del barrio. Tanto así, que se creo un proyecto llamado “Circuito Cultural Santiago Poniente”, en el cual se concentran varias instituciones del barrio, para dar forma a un “recorrido cultural”. La Biblioteca de Santiago, un proyecto que llevó a cabo el presidente Lagos en la que se usó una fachada construida en los años 30; y el centro “Matucana 100”, que servía de bodega para los trenes que llegaban hasta la estación Mapocho, aparecen caminando más hacia el norte. Al llegar a la avenida Portales, se puede apreciar el Hospital San Juan de Dios. Justo en frente de él, se encuentra la Quinta Normal. En este parque se ubica gran parte de las instituciones culturales del barrio, por nombrar sólo un par, El Museo de Arte Contemporáneo y el Museo Infantil. Un parque, que en el día es bastante tranquilo, según afirma don Luis. Él lleva más de 15 años trabajando como guardaparques y comenta los cambios que ha habido a lo largo de los años en el lugar. “Gracias al nuevo sistema de casetas que pusieron en el parque hace más o menos 4 años, se ha tranquilizado el lugar. Antes, cualquiera entraba y se ponía a tomar, especialmente los escolares (Cerca de la Quinta, en la calle Santo Domingo, se encuentra el INBA). Teníamos varios problemas para poder controlar a la gente que hacía ingreso, así que con esta nueva medida, las cosas mejoraron mucho”, dice. Sin embargo, también revela la realidad que envuelve el lugar durante la noche. “Es muy peligroso, especialmente en la parte de Portales con Matucana, en donde siempre hay lanzazos y peleas entre jóvenes que vienen bajando desde la avenida San Pablo. El plan cuadrante brilla por su ausencia, y que yo sepa, no ha habido instancias para mejorar la situación”, comenta el guardia.
Una opinión que es compartida por Augusto Castro, quien desde hace dos años es bombero del Servicentro Copec, ubicado en Compañía con Chacabuco. “Cuando llegué era más tranquilo. Ahora ha ido cambiando para mal, veo más delincuencia. Incluso acá en la bomba asaltan cerca de dos veces al mes. Lo hacen de día y de noche, total, ellos no tienen horario. Llega harta gente de otros lados, especialmente el fin de semana, que es cuando se hacen complicado el horario nocturno. En la semana es más tranquilo”. Castro no tiene dudas al afirmar que está esperando que su hijo salga de 4to Medio para salirse del trabajo.
En el camino van apareciendo personas que llevan poco tiempo en el lugar, como otros que tienen toda una vida arraigada a estos suelos. En el primer caso, se encuentra Cecilia Velásquez, dueña de una típica tienda de barrio. Hace un año que vive en la calle Catedral y describe al sector como tranquilo, ya que nunca le han asaltado. Eso si, dice que a sus vecinos si le han robado en reiteradas ocasiones. “Me siento bastante conforme, aunque siempre he vivido en el centro de Santiago. Viví un tiempo en Puente Alto y me gusta mucho más acá porque te queda todo cerca, porque hay un buen ambiente. Hoy en día, ninguna parte es segura, pero me siento mejor en este lugar”, cuenta. Frente a la situación de la Quinta Normal dice que no lo visita. “No me gusta el ambiente de ahí”. También comenta sobre las construcciones que ha visto en el tiempo que lleva viviendo en el barrio. “Hace tiempo que dejaron de construirse casas acá. Ahora sólo se hacen departamentos, especialmente en el sector de las calles San Pablo y Matucana”, relata. Este nuevo lugar residencial está encuadrado bajo el proyecto inmobiliario llamado “Universo Matucana”, una serie de departamentos que se ubican en Matucana 700.
La contraparte de Cecilia se encuentra en la figura de don Ángel Guzmán, el cual afirma que lleva viviendo 55 años en el barrio. Atiende un pequeño local ubicado frente a la ex Posta 3. Este antiguo inmueble se ve en malas condiciones, con los vidrios rotos, la pintura descascarándose y de aspecto sucio. Don Ángel se encarga de explicar el por qué de esto. “La posta lleva abandonada cuatro años. Esto ha sido perjudicial para mi negocio, ya que antes, con la afluencia de público, lograba buenas ventas. Este edificio solamente se está usando como Registro Civil, para egreso de fallecidos, certificados de nacimiento y de antecedentes. Hace un par de años la posta se incendió y los bomberos destruyeron ventanas y paredes, pudiendo haber entrado simplemente por la puerta, que estaba abierta”, comenta. Además, cuenta que la situación de los edificios que poseen estructuras sin cuidado las usa el municipio para recomendar a las inmobiliarias qué inmuebles derribar, para volver a construir. “Los miembros de la municipalidad son unos buitres”, dice. También comenta sobre el gran agujero que se hizo en toda una manzana de Matucana, entre las calles Catedral y Santo Domingo para construir una estación intermodal frente a la estación de Metro Quinta Normal, la cual se detuvo por haber encontrado restos de un cementerio incaico.
Sobre el barrio, don Ángel afirma que éste ha cambiado negativamente. “Hoy en día se ve mucho movimiento de gente mala, en la juventud especialmente. Todos los días hay chicos pidiendo plata en la salida del metro. ¿Para qué? Para tomar cerveza, comprarse cigarros, etc. La juventud ha perdido el respeto por la gente mayor. Le contesta, no es amable, las relaciones entre las personas han cambiado mucho”. Eso si, señala con toda firmeza que no se cambiaría de aquí. “La tranquilidad para mí es la misma, la única diferencia que hay es que ahora existe mucha gente inquiera por la vida, que a veces hace cosas que no debería hacer. Pero no por eso voy a cambiarme del lugar en el que he vivido tantos años”, finaliza.
Es una realidad de un barrio que tiene una imagen comercial y cultural amplia, pero que también convive con problemas como la delincuencia y la violencia callejera.
Inserto en el límite entre Santiago y Estación Central, ahí está Matucana. En los últimos años ha tenido un renacimiento gracias a la gran gama de instituciones culturales que se le han ido incorporando: La Biblioteca de Santiago y Matucana 100, además de la Quinta Normal, en la cual se ubican el Museo de Historia Natural, el MAC, y la Corporación Cultural Balmaceda 1215. Además de universidades y liceos emblemáticos que nutre a este sector de jóvenes. Sin embargo, el barrio no solamente tiene a su haber espacios culturales, sino que también de comercio. Especialmente entre las calles Matucana y Chacabuco, donde se venden artículos industriales y ferreteros. En estas vías las residencias son casi inexistentes, más allá de algunos “cités”.
En Matucana con Alameda comienza el viaje por el barrio, donde se aprecian edificios de cuatro pisos y rojos, que abarcan la primera cuadra de la vereda sur en Matucana. Hacia el norte, hay un gran número de tiendas comerciales, fuentes de soda, funerarias y ferreterías cuyas fachadas se aprecian sucias y con falta de mantenimiento. Esto da forma a un contraste entre las veredas y la calle: Mientras las primeras tienen hoyos, papeles y falta de limpieza, la calle destaca por su cuidado y buen estado. Un lugar tranquilo, según afirma Jaqueline Chacón, alumna del Liceo 4 de niñas (Ex Liceo Nº 2). “Hace dos años que estoy estudiando acá. He andado sola y nunca me ha pasado nada, es bien tranquilo de día. Nunca he visto nada extraño, ni en los paraderos ni en la calle. Hay mucha gente que transita por acá, así que es más bien seguro”, dice. Sin embargo, cambia su opinión para referirse de la Quinta Normal. “No me gusta para allá, porque he sabido que asaltan”.
Una opinión que comparte doña Isabel, que trabaja en el Centro Ferretero de Santiago. El lugar, ubicado entre las calles Erasmo Escala y Matucana, ha albergado a esta mujer durante los últimos 12 años, en el cual vende todo tipo de artículos de construcción “Al barrio Matucana yo lo amo. Últimamente se ha revitalizado hacia el norte, con construcciones de carácter cultural. Donde estaba la escuela de agricultura de la Universidad de Chile ahora está el MAC. También se construyó la nueva Posta 3. Como digo, el barrio se ha revitalizado harto”, cuenta. Sobre la seguridad, ella afirma que la calle Matucana es muy tranquila. “De los 12 años que llevo aquí, solo una vez me robaron. Yo me voy a pie para mi casa y nunca me ha pasado nada. Ella opina distinto sobre la Quinta Normal. El que te contó que ese sector es peligroso es un mentiroso. Lo que pasa es que, a veces, en las noches los borrachitos se meten en el parque a dormir. Pero nunca, nunca, he sabido de un hecho delictual dentro de la Quinta”, relata, mientras atiende a un caballero que consulta por unos martillos.
El comercio en Av. Matucana comienza a desaparecer cerca de la calle Portales. Allí emerge un nuevo sector netamente cultural y de servicio a la comunidad, gracias a lo cual se muestra hoy como la carta de presentación del barrio. Tanto así, que se creo un proyecto llamado “Circuito Cultural Santiago Poniente”, en el cual se concentran varias instituciones del barrio, para dar forma a un “recorrido cultural”. La Biblioteca de Santiago, un proyecto que llevó a cabo el presidente Lagos en la que se usó una fachada construida en los años 30; y el centro “Matucana 100”, que servía de bodega para los trenes que llegaban hasta la estación Mapocho, aparecen caminando más hacia el norte. Al llegar a la avenida Portales, se puede apreciar el Hospital San Juan de Dios. Justo en frente de él, se encuentra la Quinta Normal. En este parque se ubica gran parte de las instituciones culturales del barrio, por nombrar sólo un par, El Museo de Arte Contemporáneo y el Museo Infantil. Un parque, que en el día es bastante tranquilo, según afirma don Luis. Él lleva más de 15 años trabajando como guardaparques y comenta los cambios que ha habido a lo largo de los años en el lugar. “Gracias al nuevo sistema de casetas que pusieron en el parque hace más o menos 4 años, se ha tranquilizado el lugar. Antes, cualquiera entraba y se ponía a tomar, especialmente los escolares (Cerca de la Quinta, en la calle Santo Domingo, se encuentra el INBA). Teníamos varios problemas para poder controlar a la gente que hacía ingreso, así que con esta nueva medida, las cosas mejoraron mucho”, dice. Sin embargo, también revela la realidad que envuelve el lugar durante la noche. “Es muy peligroso, especialmente en la parte de Portales con Matucana, en donde siempre hay lanzazos y peleas entre jóvenes que vienen bajando desde la avenida San Pablo. El plan cuadrante brilla por su ausencia, y que yo sepa, no ha habido instancias para mejorar la situación”, comenta el guardia.
Una opinión que es compartida por Augusto Castro, quien desde hace dos años es bombero del Servicentro Copec, ubicado en Compañía con Chacabuco. “Cuando llegué era más tranquilo. Ahora ha ido cambiando para mal, veo más delincuencia. Incluso acá en la bomba asaltan cerca de dos veces al mes. Lo hacen de día y de noche, total, ellos no tienen horario. Llega harta gente de otros lados, especialmente el fin de semana, que es cuando se hacen complicado el horario nocturno. En la semana es más tranquilo”. Castro no tiene dudas al afirmar que está esperando que su hijo salga de 4to Medio para salirse del trabajo.
En el camino van apareciendo personas que llevan poco tiempo en el lugar, como otros que tienen toda una vida arraigada a estos suelos. En el primer caso, se encuentra Cecilia Velásquez, dueña de una típica tienda de barrio. Hace un año que vive en la calle Catedral y describe al sector como tranquilo, ya que nunca le han asaltado. Eso si, dice que a sus vecinos si le han robado en reiteradas ocasiones. “Me siento bastante conforme, aunque siempre he vivido en el centro de Santiago. Viví un tiempo en Puente Alto y me gusta mucho más acá porque te queda todo cerca, porque hay un buen ambiente. Hoy en día, ninguna parte es segura, pero me siento mejor en este lugar”, cuenta. Frente a la situación de la Quinta Normal dice que no lo visita. “No me gusta el ambiente de ahí”. También comenta sobre las construcciones que ha visto en el tiempo que lleva viviendo en el barrio. “Hace tiempo que dejaron de construirse casas acá. Ahora sólo se hacen departamentos, especialmente en el sector de las calles San Pablo y Matucana”, relata. Este nuevo lugar residencial está encuadrado bajo el proyecto inmobiliario llamado “Universo Matucana”, una serie de departamentos que se ubican en Matucana 700.
La contraparte de Cecilia se encuentra en la figura de don Ángel Guzmán, el cual afirma que lleva viviendo 55 años en el barrio. Atiende un pequeño local ubicado frente a la ex Posta 3. Este antiguo inmueble se ve en malas condiciones, con los vidrios rotos, la pintura descascarándose y de aspecto sucio. Don Ángel se encarga de explicar el por qué de esto. “La posta lleva abandonada cuatro años. Esto ha sido perjudicial para mi negocio, ya que antes, con la afluencia de público, lograba buenas ventas. Este edificio solamente se está usando como Registro Civil, para egreso de fallecidos, certificados de nacimiento y de antecedentes. Hace un par de años la posta se incendió y los bomberos destruyeron ventanas y paredes, pudiendo haber entrado simplemente por la puerta, que estaba abierta”, comenta. Además, cuenta que la situación de los edificios que poseen estructuras sin cuidado las usa el municipio para recomendar a las inmobiliarias qué inmuebles derribar, para volver a construir. “Los miembros de la municipalidad son unos buitres”, dice. También comenta sobre el gran agujero que se hizo en toda una manzana de Matucana, entre las calles Catedral y Santo Domingo para construir una estación intermodal frente a la estación de Metro Quinta Normal, la cual se detuvo por haber encontrado restos de un cementerio incaico.
Sobre el barrio, don Ángel afirma que éste ha cambiado negativamente. “Hoy en día se ve mucho movimiento de gente mala, en la juventud especialmente. Todos los días hay chicos pidiendo plata en la salida del metro. ¿Para qué? Para tomar cerveza, comprarse cigarros, etc. La juventud ha perdido el respeto por la gente mayor. Le contesta, no es amable, las relaciones entre las personas han cambiado mucho”. Eso si, señala con toda firmeza que no se cambiaría de aquí. “La tranquilidad para mí es la misma, la única diferencia que hay es que ahora existe mucha gente inquiera por la vida, que a veces hace cosas que no debería hacer. Pero no por eso voy a cambiarme del lugar en el que he vivido tantos años”, finaliza.
Es una realidad de un barrio que tiene una imagen comercial y cultural amplia, pero que también convive con problemas como la delincuencia y la violencia callejera.
1 Quiere decir:
Te felicito por tu blog. La avenida Matucana es como uno de esos libros antiguos, hediondo a viejo, con las tapas rotas, pero valiosísimo. Tiene muchísimas historias olvidadas que ameritan ser contadas porque son parte de nuestras raíces.
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